La Feria del Libro de Fráncfort, la más grande del mundo en el sector, se inaugura mañana bajo el signo de la amenaza digital

La Feria del Libro de Fráncfort, la más grande del mundo en el sector, se inaugura mañana bajo el signo de la amenaza digital que pesa sobre el libro impreso y en la que muchos ven el comienzo de una nueva era en las formas de producción y consumo de literatura.

Las discusiones sobre digitalización han acompañado a la Feria de Fráncfort al menos desde hace diez años pero en esta edición alcanzarán sin duda un nuevo nivel, debido a la nueva generación de lectores electrónicos.

Los nuevos lectores electrónicos -como el Kindle de Amazon o el Sony-Reader- hacen, en opinión de muchos, que por primera vez el libro digital sea una verdadera alternativa al libro impreso.

"Desde hace diez años se está intentando convertir el libro digital en un producto de masas pero sólo ahora los nuevos lectores electrónicos han creado las condiciones para ello", dijo el director de la Feria, Jürgen Boos, en un encuentro con la prensa.

El primer modelo de lector electrónico, el rocket-book, que se presentó en Fráncfort hace nueve años, era un aparato demasiado pasado y su pantalla no llegaba a parecerse lo suficiente al libro tradicional como para ser una verdadera alternativa a la literatura impresa.

Los modelos actuales, según Boos, se manejan con mayor comodidad y sus pantallas no cansan los ojos de la misma manera que lo hacen las pantallas de los ordenadores o del desaparecido rocket-book.

Boos, sin embargo, está convencido de que la era de los lectores electrónicos no pondrá fin al libro impreso sino que los dos productos convivirán y se complementarán.

En algunos campos, como el de los diccionarios o las enciclopedias, que requieren permanentemente actualización, o el de los libros científicos, que sólo logran una difusión reducida, es posible que el modelo digital se imponga.

Para los libros de gran público, sin embargo, Boos cree que el papel seguirá siendo el soporte fundamental, al menos en aquellas partes del mundo en las que hay una tradición editorial fuerte.
En todo caso, para curarse en salud, Boos viene llamando desde hace un tiempo a la Feria una "feria de contenidos", con lo que relega a un segundo plano la diferencia entre el libro impreso y el libro digital.

En general, frente al tema de la digitalización, además de la posición algo conciliadora de Boos, hay dos posturas típicas: una totalmente apocalíptica, que anuncia una especie de aniquilamiento de la cultura, y otra optimista, que ve en todo lo ofrece la digitalización un posible enriquecimiento de la literatura.

Un representante destacado de esta última tendencia es el escritor brasileño Paulo Coehlo, que desde hace un tiempo pone a disposición de los lectores, sin coste alguno, algunas de sus obras en internet y tiene además una página web a través de la cual busca el diálogo con sus admiradores.

Coehlo es mañana el invitado especial a la conferencia de prensa inaugural de la Feria, en la que se espera que hable ante todo de su relación con internet.

Al margen del tema de la digitalización, la Feria volverá otra vez a tener su actividad tradicional. El país invitado de honor este año es Turquía, cuya literatura estará representada mañana en la ceremonia inaugural por el Premio Nobel Orhan Pamuk.

Además, como siempre, habrá incontables presentaciones de libros enfocadas al mercado alemán y, como siempre, los editores de todo el mundo y los agentes literarios estará a la busca de compra y venta de derechos de futuros éxitos editoriales.

El número de agentes literarios registrados este año ha crecido, según Boos, considerablemente con respecto a años anteriores lo que para el director es un síntoma de la vitalidad de la Feria.

Esta noche, la Feria tendrá su aperitivo con la entrega del Deutscher Buchpreis, el premio a la mejor novela alemana del año, y el domingo llegará a su fin con otro galardón, el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, que esta ocasión recibirá el artista Anselm Kiefer.

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