Biografía de Barak Obama Presidente de los EEUU

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Barack Hussein Obama Jr. nació en Honolulú (Hawaii) el 4 de agosto de 1961. Es el primer afroamericano que será presidente de Estados Unidos, pero hasta esta victoria, su vida no ha sido siempre fácil.

Hijo de una mujer blanca de Kansas y de un inmigrante keniano, su infancia tuvo momentos complicados. En la familia materna no sentó muy bien la boda de la joven con un negro, pero tampoco lo hizo entre los familiares paternos. A pesar de todo, Barack (padre) y Shirley, se casaron y formaron una familia. Cuando el pequeño Barack tenía dos años, su padre les abandonó para cursar una beca de Economía en Harvard, y después regresó a Kenia. Obama sólo volvería a ver a su padre en una ocasión.

Su madre volvió a casarse y la nueva familia se instaló en Yakarta (Indonesia), donde Barack fue al colegio y conoció a sus primeros amigos. Sin embargo, cuatro años después regresaron a Hawaii. Los abuelos maternos de Barack se volcaron con su nieto. Con la figura de un padre ausente, tuvo una complicada juventud, en la que no comprendía los prejuicios de la sociedad hacia los negros. Rebelde y adolescente, las relaciones con su abuelo no siempre fueron sencillas, pero en la casa de los Obama se respiraba mucho cariño. En gran parte gracias a su abuela, Madelyn, que trabajó y luchó durante toda su vida por ofrecer lo mejor a la familia.

La abuela materna de Obama falleció un día antes de las elecciones presidenciales, y Obama, sensiblemente emocionado, lloró sin vergüenza ante sus miles de seguidores y quiso rendirle un homenaje en su último discurso antes de las elecciones: "Fue uno de esos héroes silenciosos que tenemos en Estados Unidos que no son famosos. Sus nombres no están en el diario, pero cada día trabajan duro y cuidan de sus familias". Nada más saber que había vencido en las elecciones, también dedicó unas cariñosas palabras a su abuela: “sé que me está viendo y sé que estará orgullosa”.

A los 19 años, se fue a estudiar a estudiar Ciencias Políticas a la Universidad de Columbia, en Nueva York, y quiso compaginar sus estudios con trabajos comunitarios. Obama ha reconocido que su primera noche en Manhattan durmió en la calle, no era lo previsto, pero tuvo que extender sus cosas y dormir en un callejón. No obstante, trabajador y tenaz, comenzó a labrarse una brillante carrera.

Al terminar decidió estudiar Derecho en la Universidad de Harvard, graduándose "cum laude". Precisamente en la universidad consiguió el primer hito de los muchos que vendrían en su carrera: ser el primer afroamericano en presidir la prestigiosa revista de derecho 'Harvard Law Review'.


En 1988, Obama decidió viajar a Kenia y conocer sus raíces, para escribir “Sueños de mi padre” una sincera y emotiva biografía que explora todos los momentos, buenos y malos, de su juventud. Este viaje fue un punto y aparte en la vida de Obama, que al ver las condiciones de vida de sus familiares, se reafirmó en su creencia en la democracia como sistema de progreso. Además, conoció esa parte de la familia de la que tan solo había oído hablar de niño, y se encontró con una gran familia, muy diferente de la norteamericana.

A su regreso a Estados Unidos, Obama ya era un joven talentoso y exitoso, pero deshechó ofertas para trabajar en los mejores despachos de abogados del país para dar clases de Derecho Constitucional durante unos años en Harvard.

La aparición de Michelle, la “roca” de su vida
Es imposible desligar la imagen y la vida del demócrata de la figura de Michelle, su mujer. Se conocieron en un prestigioso buffette de abogados de Chicago, cuando Obama entró a trabajar bajo las órdenes de Michelle. Ella le rechazó dos veces hasta que finalmente se rindió al encanto de este joven, con talento y audacia. Hoy por hoy son un feliz matrimonio y tienen dos hijas, Malía y Sasha, a las que el futuro presidente adora.

La familia es uno de los pilares de este hombre que, a pesar de lo duro de una campaña electoral, siempre ha querido tener muy cerca a sus tres “mujeres”. Precisamente a ellas quiso dedicar su triunfo en las elecciones presidenciales el pasado martes 4 de noviembre.


La fulgurante carrera política de Obama parece tocada por la magia: en tan solo 10 años, ha conseguido ser presidente de los Estados Unidos. Comenzó defendiendo las políticas sociales en su ciudad de adopción, Chicago, y pronto destacaron sus habilidades a la hora de hablar y sus convicciones. Así llegó al Senado en el año 2004, haciéndose con el 70 por ciento de los votos y venciendo a candidatos mucho más experimentados. Era el principio del “huracán Obama”.

Y es que el entonces senador ya contaba con gran carisma, oratoria, un discurso social, credibilidad y una perfecta sonrisa como mejor carta de presentación. Su carácter multirracial hacía de él un buen equilibrio entre las necesidades de los blancos trabajadores y los negros, aún a veces, apartados de la sociedad.

Pero sin duda, su momento estrella lo tuvo en 2004, durante la Convención del Partido Demócrata celebrada en Denver. Obama era el encargado de pronunciar el discurso central y su palabras de esperanza, unidad y defensa del “sueño americano” levantaron de sus asientos a los asistentes. Fue un disccurso tan brillante que se comenzó a comparar con el famoso “I have a dream” (“Tengo un sueño”) de Martin Luther King en defensa de la libertad y contra la esclavitud y la secesión, en 1958. Para su partido, ya era toda una estrella.


Estas convicciones llevaron a Obama a presentarse a las primarias demócratas. Reconoció que no contaba con mucha experiencia, pero con su discurso prometedor, aseguró que sí que sabía que las cosas podían cambiar.

Precisamente el cambio ha sido la idea central de su campaña. Obama ha trabajado incansable durante los casi dos años que han pasado hasta las elecciones, llevando un mensaje de esperanza y renovación a la población estadounidense. Tanto, que su fama empezó a extenderse por el mundo entero, y con ella, un fenómeno: la “Obamamanía”.

No obstante, llegar hasta aquí ha tenido sus dificultades. Para empezar, se enfrentaba a una de las mujeres más fuertes, decididas y queridas en las altas esferas de la política: Hillary Clinton, senadora de Nueva York y esposa del ex presidente, Bill Clinton. Ambos protagonizaron una dura batalla para elegir al candidato del partido demócrata a las elecciones, y la experiencia de la senadora no pudo con el carisma de Obama. Su lema “Yes, we can” (“Sí, podemos”) inspiró a muchos dentro del partido demócrata y le dio la victoria.

Además, Obama ha cuidado mucho de que su imagen sea la de un hombre sencillo, trabajador, padre de familia, con las mismas preocupaciones que el resto de estadounidenses. Le encanta el baloncesto y pasar tiempo con sus hijas, por las que siempre muestra gran cariño.

Es un gran amante de la música, y ha asegurado que entre sus grupos favoritos están artistas tan variados como Miles Davis, Bob Dylan, Stevie Wonder, Johann Sebastian Bach o The Fugees.

Si bien el matrimonio Obama ha cosechado muchos éxitos profesionales y ha tenido una buena posición económica, tanto Barack como Michelle se implican diariamente en la educación de sus hijas, como unas niñas normales, sin ostentaciones ni lujos.

La carrera hacia la Casa Blanca
Cuando la tensión parecía llegar a su fin, en realidad, solo era el comienzo de la verdadera batalla: la presidencia de los Estados Unidos. Durante la campaña electoral, Obama no ha dejado de recorrer Estados Unidos, de costa a costa, incansable, con su promesa de cambio para un país mejor: en economía, en relaciones internacionales y sobretodo, en la vida diaria de los trabajadores medios.

La lucha nuevamente no era sencilla: tenía como oposición a John McCain, un héroe de guerra, experimentado y candidato del partido republicano. Obama no quiso frenar su ritmo hasta el último minuto, y su mensaje caló, y hondo, entre los estadounidenses.


Obama hizo historia el pasado martes 4 de noviembre al convertirse en el primer hombre afroamericano en conseguir llegar a la Casa Blanca. El mundo entero se ha apresurado a felicitar al próximo presidente, que tomará posesión de su cargo el 20 de enero de 2009. Obama no solamente simboliza la igualdad de la sociedad negra, sino también, un punto y aparte en la forma de gobernar del país más poderoso del mundo. Y lo que ha tocado la fibra sensible en todos los rincones del planeta: el sueño americano vive, ese sueño de que con constancia y superación, absolutamente todo es posible. Noticias relacionadasObama agradece el apoyo incondicional de su familia y promete a sus hijas un cachorro para la casa Blanca
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