Obama y las esperanzas de cambio

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La victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, lejos de marcar el fin de una larga campaña dan cuenta del inicio de una profunda reforma en el país del norte. Así lo percibe el profesor de estudios internacionales de la Universidad de California, el uruguayo Fernando López Álvez, quien fue uno de los asesores de Obama en materia de Educación.


Para López Álvez "los próximos 76 días serán clave para el nuevo gobierno" ya que se deberá conformar el gabinete presidencial antes de la asunción oficial del flamante presidente. En medio de una de las crisis económicas más fuertes que le ha tocado vivir a Estados Unidos, con problemas profundos en materia de salud y los ecos de la guerra de Irak, el nuevo gobierno sabe que ha tomado un hierro caliente. "Desde el Partido demócrata se lo ve cuesta arriba, pero siempre supimos que sería así. Obama siempre fue muy claro en no dar falsas esperanzas. Las últimas encuestas indicaron que entre el 23% y el 24 % de la población está asustada por la elección de Obama y a esa gente hay que ganarla dentro del plan de reconstrucción", indicó.


Con la victoria en la mano, la idea que predomina dentro del Partido Demócrata es la de unidad política que no se ha podido lograr desde hace varios años en Estados Unidos. "Corremos con una ventaja que es tener la mayoría en el Senado. Eso será importante para poder gobernar y llevar adelante políticas de reconstrucción que son necesarias", señaló.


Cambio. Una palabra utilizada hasta el cansancio fue la elegida por Obama para encabezar su campaña. Incluso sus asesores en materia de marketing y propaganda se negaban a apostar a un concepto tan trillado. Sin embargo, el cambio al que apelaba Obama ganó las elecciones y convenció a miles de votantes de que se podían dejar atrás las viejas recetas.


"(Estados Unidos) es un país muy deteriorado, producto de los últimos 25 años de gestiones en donde la rivalidad partidaria era solo un reflejo de la descomposición social que existe. Obama habla de un cambio social, cambio político en donde exista una verdadera colaboración de los partidos... Cambio", señaló López Álvez.


Yes, we can
Casi como ese "sueño" del que hablaba el mítico líder negro, Martin Luther King, el sueño de Obama comenzó a crecer rodeado de incertidumbres, especulaciones sobre su pasado y el gran peso de ser afro americano. Sin embargo, el vuelco en la ciudadanía comenzó a gestarse y el Yes, we can dejaría de ser un jingle político para convertirse en una convicción.


"Esta fue una campaña muy larga y desde dentro del partido existía mucho escepticismo, habían dudas con el candidato, no por su condición porque es excelente y muy sólido, sino que había dudas de que este país estuviera listo como para que un voto blanco apoyara a un candidato negro. También había dudas de que el Partido Demócrata, tan desunido, podría unirse detrás de Barack Obama", señaló.


Aunque el carisma y la sólida oratoria de Obama fue conquistando poco a poco a un electorado escéptico ante las elecciones, la negativa del gobierno de Geroge Bush de retirar las tropas de Irak y el estallido de la crisis financiera en Estados Unidos fueron dos elementos que jugaron a favor del precandidato demócrata y definieron la elección.


Estos dos hechos no sólo demostraron que Estados Unidos son vulnerables, sino que el modelo económico y político aplicado hasta el momento tenía serias fallas. "La crisis lo ayudó a Obama porque demostró que tiene un equipo muy capaz detrás de él que tiene un plan de recuperación sólido mientras que McCain no podía refutar sus propios principios", señaló.


Lopéz Álvez indicó que a pesar de los simbolismos con los que se ha vinculado a Obama -como ser un origen humilde y la condición de negro- el presidente electo de EEUU apuesta a un ideal perdido en Estados Unidos: la recuperación de la identidad nacional.

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