Las 200 encuestas publicadas durante las pasadas seis semanas dan ganador al candidato demócrata Barack Obama.

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Las cerca de 200 encuestas publicadas durante las pasadas seis semanas dan ganador al candidato demócrata Barack Obama.
Sin embargo, la víspera de la votación, nadie se atreve a afirmar que la suerte esté echada. Ni siquiera el bando demócrata.


Los sondeos publicados el domingo daban una ventaja de 5 a 9 puntos, según los institutos, al primer candidato negro a las puertas de la Casa Blanca. El sitio independiente especializado RealClearPolitics (RCP), que hace una media de los sondeos publicados, le daba una ventaja de más de seis puntos.


Sin embargo, existen varios factores que pueden temperar los pronósticos de las encuestas.


Primeramente la complejidad del modo de escrutinio estadounidense. La elección presidencial se juega menos a nivel nacional que en cada uno de los 50 estados. Un candidato puede ganar el voto popular y perder la Casa Blanca, como le sucedió en 2000 al demócrata Al Gore frente al republicano George W. Bush.


Si un candidato gana en un puñado de estados clave, aún por escasísimo margen, puede marcar la diferencia llevándose todos los grandes electores de esos estados. Esto es lo que intenta el candidato republicano John McCain, poniendo toda su energía en estados como Ohio y Pensilvania que suman, solo ellos, 41 gran electores.


Del total de 538 grandes electores, se precisan al menos 270 para ser elegido presidente.
Otra incógnita se refiere al célebre "efecto Bradley", que lleva el nombre del ex alcalde negro de Los Ángeles quien perdió, ante la sorpresa general, la elección para gobernador de California en 1982 aparentemente debido a su color de piel.


El "efecto Bradley" implicaría que una parte de los encuestados no se atrevería a reconocer nunca que bajo ninguna circunstancia votarían por un negro, falseando así los sondeos. Sin embargo, muchos expertos dudan de la propia existencia de este efecto y destacan que la opinión evolucionó desde principios de los años de 1980.


La metodología de los encuestadores también es a veces puesta en duda, y podría sobrestimar la participación de negros y jóvenes. Según el bando republicano, la participación será importante pero son todas las categorías de electores las que van a votar, y esto debería atenuar la importancia del "voto negro".


Por último, sucedió en le pasado que los institutos de sondeos se equivocasen. Como durante las primarias demócratas en enero, cuando las encuestas daban a Obama favorito en New Hampshire pero fue su rival Hillary Clinton quien ganó la elección.

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