Mira, observa, no respires, aprieta el disparador de la cámara y sigue caminando” Henri Cartier-Bresson, fotógrafo
Fotógrafo, pintor, teórico de la imagen, documentalista, fundador de una cooperativa legendaria (Magnum), testigo excepcional de las grandes convulsiones del siglo XX, Henri Cartier-Bresson (1908-2004) hubiese cumplido hoy 100 años.
Mostró una capacidad inusual para la observación, de ahí que saber sobre su obra signifique tanto como conocer una parte de la historia gráfica del siglo XX. Sus fotografías se han convertido, además, en objeto de estudio para los futuros fotógrafos de la sociedad globalizada.
Referirse a Cartier-Bresson -fallecido el 3 de agosto de 2004- es hacer una pausa en su concepto del “instante decisivo”, con el que definió el momento exacto en el que se toma la foto, es decir, cuando “se alinea -en palabras suyas- la cabeza, el ojo y el corazón” para conseguir la instantánea. Explicaba que de hacer el “clic” una milésima de segundo antes o después, la fotografía ya no sería igual. Pero esta tesis, que dio nombre a uno de los libros de Cartier-Bresson, El momento decisivo (1952), desde hace un tiempo se topó con el marasmo actual, donde ese instante mágico, según algunos teóricos, ha muerto influido por la fotografía digital y la democratización de las cámaras.
El fotógrafo, uno de los fundadores de la mítica agencia Magnum junto a Robert Capa y David Seymour, decía que la cámara es “la prolongación” del ojo.
Aborrecía los flashes y prefería que se mirara con sensibilidad sus imágenes. Por eso comentaba que en ocasiones le gustaría poner pies de foto falsas, “para que la gente mire con sus ojos, no con el cerebro”.
Trabajó toda su vida con una Leica, con la retrató China, la India, México, hasta la Segunda Guerra Mundial, donde se creyó que incluso había fallecido.
A Cartier-Bresson se le asocia a acontecimientos clavo de la historia del siglo XX por sus retratos de Fidel Castro o Ernesto “Che” Guevara, sus imágenes de la entrada de Mao en Pekín o la muerte de Gandhi, sus fotos de Pablo Picasso, Henri Matisse o el matrimonio Pierre y Marie Curie, pero también de muchos anónimos en sus viajes por Asia y la China revolucionaria.
“La foto -expresaba- es para mí el impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que capta el instante y su eternidad. El dibujo, por su grafología, elabora lo que nuestra conciencia ha captado de ese instante. La foto es una acción inmediata, el dibujo una meditación”.
Fotógrafo, pintor, teórico de la imagen, documentalista, fundador de una cooperativa legendaria (Magnum), testigo excepcional de las grandes convulsiones del siglo XX, Henri Cartier-Bresson (1908-2004) hubiese cumplido hoy 100 años.
Mostró una capacidad inusual para la observación, de ahí que saber sobre su obra signifique tanto como conocer una parte de la historia gráfica del siglo XX. Sus fotografías se han convertido, además, en objeto de estudio para los futuros fotógrafos de la sociedad globalizada.
Referirse a Cartier-Bresson -fallecido el 3 de agosto de 2004- es hacer una pausa en su concepto del “instante decisivo”, con el que definió el momento exacto en el que se toma la foto, es decir, cuando “se alinea -en palabras suyas- la cabeza, el ojo y el corazón” para conseguir la instantánea. Explicaba que de hacer el “clic” una milésima de segundo antes o después, la fotografía ya no sería igual. Pero esta tesis, que dio nombre a uno de los libros de Cartier-Bresson, El momento decisivo (1952), desde hace un tiempo se topó con el marasmo actual, donde ese instante mágico, según algunos teóricos, ha muerto influido por la fotografía digital y la democratización de las cámaras.
El fotógrafo, uno de los fundadores de la mítica agencia Magnum junto a Robert Capa y David Seymour, decía que la cámara es “la prolongación” del ojo.
Aborrecía los flashes y prefería que se mirara con sensibilidad sus imágenes. Por eso comentaba que en ocasiones le gustaría poner pies de foto falsas, “para que la gente mire con sus ojos, no con el cerebro”.
Trabajó toda su vida con una Leica, con la retrató China, la India, México, hasta la Segunda Guerra Mundial, donde se creyó que incluso había fallecido.
A Cartier-Bresson se le asocia a acontecimientos clavo de la historia del siglo XX por sus retratos de Fidel Castro o Ernesto “Che” Guevara, sus imágenes de la entrada de Mao en Pekín o la muerte de Gandhi, sus fotos de Pablo Picasso, Henri Matisse o el matrimonio Pierre y Marie Curie, pero también de muchos anónimos en sus viajes por Asia y la China revolucionaria.
“La foto -expresaba- es para mí el impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que capta el instante y su eternidad. El dibujo, por su grafología, elabora lo que nuestra conciencia ha captado de ese instante. La foto es una acción inmediata, el dibujo una meditación”.
Fotógrafo, pintor, teórico imagen, documentalista, fundador una cooperativa legendaria (Magnum), testigo excepcional las grandes convulsiones del siglo XX, Henri Cartier-Bresson (1908-2004) hubiese cumplido hoy 100 años
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