Obama, McCain y los prejuicios sureños

|


Jimmy Harold, un afroamericano de 61 años, nunca creyó que viviría para ver carteles de un candidato negro a la presidencia de EEUU, el demócrata Barack Obama, en las casas de familias blancas del otrora segregado sur del país.


"El sur (de Estados Unidos) está cambiando", dijo Harold frente al Hotel Lorraine, donde fue asesinado hace 40 años el líder de los derechos civiles Martin Luther King.
Harold, un vecino del limítrofe estado de Misisipi de visita en Memphis para ver a su familia, explicó a Efe cómo, durante su juventud, no podía entrar en los restaurantes y tenía que sentarse en la parte de atrás del autobús.


"No podía haber imaginado que vería a un afroamericano llegar tan lejos", dijo Harold, quien se confiesa sorprendido por partida doble con el hecho de que Obama haya ganado el apoyo de muchos votantes blancos en una región que a finales del siglo XIX participó en una Guerra Civil con los estados del norte para defender la esclavitud.


Curtis Wilkie, profesor de la Universidad de Misisipi, en Oxford, que acogió el viernes el primer debate entre Obama y su rival republicano John McCain, reconoce que el sur ha avanzado mucho desde que, en 1954, cuando él tenía 14 años, el Tribunal Supremo decretó la integración racial en las escuelas públicas del país.


Aun así, admitió esta semana ante un grupo de periodistas que el racismo todavía está vivo.


Dedrick Crockett, un afroamericano empleado de la cafetería de la Universidad de Misisipi, lo sabe bien.


"Mi situación es mejor que la de mis padres, pero para que se acabasen las tensiones raciales en el sur tendríamos que volver a nacer todos otra vez", dijo a Efe Crockett.
Insistió en que el racismo surge cuando uno menos lo espera.


"Hace unos meses estaba en la plaza de Oxford y unos jóvenes blancos me gritaron: 'Negro sal de la plaza'", afirmó Crockett, quien indicó que el grupo se refirió a él como "nigger", un término para referirse en forma despectiva a la gente de color.


"Mis amigos y yo les devolvimos los insultos y después nos quedamos a comer en un restaurante del centro", explicó.


Wilkie ve en esos y otros episodios una señal de que las heridas de la Guerra Civil todavía no han cicatrizado del todo y adelanta que el factor racial juegue un papel importante el 4 de noviembre en estados como Misisipi, el de mayor porcentaje de afroamericanos del país, un 37 por ciento de la población.
Las encuestas indican que Obama se hará con la mayoría aplastante del voto negro pero ese respaldo no será suficiente para ganar en Misisipi, donde McCain goza de una cómoda ventaja.


Wilkie destaca, de todos modos, que el factor racial no es el principal causante de que Obama esté rezagado en la mayoría del sur: con la excepción de Virginia, Carolina del Norte y Florida, donde la situación es reñida, la región se inclina por los conservadores.


El sur de Estados Unidos ha sido un sólido bastión republicano desde que en 1964 el presidente demócrata Lyndon Johnson dio luz verde a la Ley de Derechos Civiles.


Johnson ratificó un año después la Ley de Derecho al Voto, que otorgó a los afroamericanos el pleno derecho al sufragio.


Curiosamente, durante la mayor parte de los siglos XIX y XX los estados sureños respaldaron mayoritariamente a los demócratas, al ver al Partido Republicano como una organización norteña.


Los republicanos se opusieron en 1860 a que la esclavitud se extendiese más allá de los estados en los que ya existía. La victoria de Abraham Lincoln y los republicanos ese año provocó la secesión del sur y la consiguiente Guerra Civil.


Pero a partir de 1964 los republicanos iniciaron la conquista de los votantes blancos conservadores del sur.


Ese año el candidato presidencial republicano, Barry Goldwater, que había votado contra la Ley de Derechos Civiles y que perdió las elecciones, ganó el voto del "Sur Profundo" como se conoce a los estados donde estaban las plantaciones de algodón.


Howard Dean, presidente del Partido Demócrata, afirmó en una entrevista con Efe en julio que "durante muchos años a los demócratas les asustaba ir al sur", pero insistió en que la región "ha cambiado mucho en 40 años y es un gran error descartarla".


El hecho de que Luisiana haya elegido a varios legisladores demócratas y la reñida batalla por Virginia, un estado que no había estado en juego en más de cuatro décadas hace que los demócratas alberguen la esperanza de volver a adentrarse en un coto vedado.

0 comentarios:

Entradas populares