Renée Zellweger piensa en ser madre. Si para fines de este año no encuentra pareja estable recurrirá a la inseminación artificial.

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Es la antítesis de Bridget Jones, el personaje que la lanzó a la fama. Al contrario de la solterona regordeta, Renée Zellweger es delgada, atractiva y exitosa, pero algo pasa que está repitiendo la historia.

Aunque en su corta vida ha tenido romances con pocos, pero famosos hombres que pintaban para príncipes, ninguno se arrodilló para pedirle la mano, y el que lo hizo resultó ser una estafa, literalmente.

Casi todos, además, han resultado ser colegas que conoció en los sets de grabación. El primero fue el director de cine Josh Pate, quien la dirigió en 1997 en el filme El impostor. Luego, vendría el actor cómico Jim Carrey, con quien filmó, en 2000, Yo, yo mismo e Irene. Su relación fue pública, pero no prosperó.

Cuatro años más tarde conoció al músico country Kenny Chesney, con quien contrajo matrimonio el 9 de mayo de 2005 en las Islas Vírgenes. A Kenny lo conoció en una fiesta benéfica a comienzos de ese año y él le aseguró que era su actriz favorita desde que la viera en You had me from hello.

Se veían felices, pero repentinamente, el 16 de septiembre de ese año, sólo cinco meses después del enlace, Renée anunció su separación e informó que había entablado una demanda de divorcio alegando “fraude”. Las razones verdaderas se fueron develando con el tiempo: la actriz quería tener hijos, pero el cantante no.

El 22 de diciembre de 2005 el matrimonio fue anulado y ella quedó devastada.

Hoy, sola, al igual que Bridget, Renée Zellweger piensa en ser madre. Si para fines de este año no encuentra pareja estable recurrirá a la inseminación artificial.

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