El jueves se cumplen 70 años de la célebre pieza de la emisora CBS que logró instaurar la histeria en la sociedad estadounidense: unos sesenta minutos en los que se recrearon la llegada de marcianos a Grover's Mill (Nueva Jersey) y la destrucción de ciudades, incineradas con rayos mortíferos, en su camino hacia la Gran Manzana.
"¿No hay nadie ahí? ¿No hay nadie ahí? ¿Nadie?" Con esas desoladoras palabras acabó la paranoia radiofónica creada por Orson Welles, a partir de "La guerra de los mundos", la novela de H.G. Wells. Para entonces, pocos seguían escuchando. El miedo estaba en las calles.
Pasó a la historia como "la noche en la que llegaron los marcianos", una tarde de domingo previa a la noche de Halloween que provocó el terror de costa a costa, inundó de llamadas las comisarías de Policía e incluso provocó algún intento de suicidio.
En un contexto en el que en Europa se alzaba la Alemania nazi, lo que ocurrió en EEUU, signo de la importancia de los medios de comunicación de masas, incluso llegó a oídos del "Führer", Adolf Hitler: "Es la evidencia de la decadencia y la condición corrupta de la democracia", dijo.
La radio, en esa época, era la reina de las ondas. Millones de personas sintonizaron la CBS a las nueve de la noche en Nueva York, pero quienes no escucharon el mensaje inicial, en el que se aclaraba que lo que venía a continuación era la adaptación de la obra de H.G. Wells, vivieron una auténtica pesadilla.
Todo comenzó como un falso noticiario hasta que una interrupción en el programa, con la intervención del profesor Pearson (Welles), de la Universidad de Princeton, sembró el pánico con el anuncio de "explosiones de gas en el planeta Marte".
Después llegó la supuesta muerte de 1.500 personas a causa del choque de un meteorito contra la Tierra, en realidad, el cilindro metálico en el que viajaban los marcianos.
Welles, un joven de 23 años, logró el caos absoluto. Había nacido uno de los cineastas más importantes e influyentes del siglo XX.
Él y sus compañeros del Teatro Mercury lamentaron poco después que su fantasía hubiese provocado "algo de aprensión", pero ese hito lo convirtió en celebridad, lo catapultó a Hollywood y dio origen a su ópera prima, "Citizen Kane" (1941), citada a menudo como la mejor película de la historia.
Para crear esa acuciante atmósfera, Welles contó con la ayuda del guionista Howard Koch, a quien le dijo: "Dramatiza esto (la novela de Wells) en forma de boletín de noticias, como si estuviera ocurriendo ahora mismo". Koch no era un cualquiera. Escribió "Casablanca" cuatro años después.
Joseph McBride, autor de varios libros sobre Welles, sostuvo que la notoriedad que alcanzó la retransmisión de ese ataque ficticio intensificó el interés de Hollywood hacia el joven realizador, que ya había dejado su huella en los teatros de Broadway (Nueva York).
Los estudios RKO, uno de las compañías clásicas del Hollywood dorado, firmaron el primer contrato a Welles y le dieron el control artístico absoluto, que plasmó en "Citizen Kane" y "The Magnificent Ambersons" (1942), aunque las diferencias llegaron con el material que el director rodó para el documental sobre América del Sur "It's All True".
La carrera en EEUU de Welles prosiguió de forma irregular por diferencias con los estudios (sus filmes nunca fueron imán para la taquilla), pero creó joyas como las adaptaciones de William Shakespeare "Macbeth" (1948) y "Othello" (1952), y clásicos como "Touch of Evil" (1958).
Una carrera que se puede decir comenzó mañana hará 70 años. "Recuerden en los próximos días la terrible lección que han aprendido esta noche: (...) si su timbre suena y no hay nadie allí, no era ningún marciano, esto es Halloween". Así se despidió el genio.
+Se cumplen años célebre pieza +de Orson Welles +en +la emisora CBS que logró instaurar +la histeria +en +la sociedad estadounidense
"¿No hay nadie ahí? ¿No hay nadie ahí? ¿Nadie?" Con esas desoladoras palabras acabó la paranoia radiofónica creada por Orson Welles, a partir de "La guerra de los mundos", la novela de H.G. Wells. Para entonces, pocos seguían escuchando. El miedo estaba en las calles.
Pasó a la historia como "la noche en la que llegaron los marcianos", una tarde de domingo previa a la noche de Halloween que provocó el terror de costa a costa, inundó de llamadas las comisarías de Policía e incluso provocó algún intento de suicidio.
En un contexto en el que en Europa se alzaba la Alemania nazi, lo que ocurrió en EEUU, signo de la importancia de los medios de comunicación de masas, incluso llegó a oídos del "Führer", Adolf Hitler: "Es la evidencia de la decadencia y la condición corrupta de la democracia", dijo.
La radio, en esa época, era la reina de las ondas. Millones de personas sintonizaron la CBS a las nueve de la noche en Nueva York, pero quienes no escucharon el mensaje inicial, en el que se aclaraba que lo que venía a continuación era la adaptación de la obra de H.G. Wells, vivieron una auténtica pesadilla.
Todo comenzó como un falso noticiario hasta que una interrupción en el programa, con la intervención del profesor Pearson (Welles), de la Universidad de Princeton, sembró el pánico con el anuncio de "explosiones de gas en el planeta Marte".
Después llegó la supuesta muerte de 1.500 personas a causa del choque de un meteorito contra la Tierra, en realidad, el cilindro metálico en el que viajaban los marcianos.
Welles, un joven de 23 años, logró el caos absoluto. Había nacido uno de los cineastas más importantes e influyentes del siglo XX.
Él y sus compañeros del Teatro Mercury lamentaron poco después que su fantasía hubiese provocado "algo de aprensión", pero ese hito lo convirtió en celebridad, lo catapultó a Hollywood y dio origen a su ópera prima, "Citizen Kane" (1941), citada a menudo como la mejor película de la historia.
Para crear esa acuciante atmósfera, Welles contó con la ayuda del guionista Howard Koch, a quien le dijo: "Dramatiza esto (la novela de Wells) en forma de boletín de noticias, como si estuviera ocurriendo ahora mismo". Koch no era un cualquiera. Escribió "Casablanca" cuatro años después.
Joseph McBride, autor de varios libros sobre Welles, sostuvo que la notoriedad que alcanzó la retransmisión de ese ataque ficticio intensificó el interés de Hollywood hacia el joven realizador, que ya había dejado su huella en los teatros de Broadway (Nueva York).
Los estudios RKO, uno de las compañías clásicas del Hollywood dorado, firmaron el primer contrato a Welles y le dieron el control artístico absoluto, que plasmó en "Citizen Kane" y "The Magnificent Ambersons" (1942), aunque las diferencias llegaron con el material que el director rodó para el documental sobre América del Sur "It's All True".
La carrera en EEUU de Welles prosiguió de forma irregular por diferencias con los estudios (sus filmes nunca fueron imán para la taquilla), pero creó joyas como las adaptaciones de William Shakespeare "Macbeth" (1948) y "Othello" (1952), y clásicos como "Touch of Evil" (1958).
Una carrera que se puede decir comenzó mañana hará 70 años. "Recuerden en los próximos días la terrible lección que han aprendido esta noche: (...) si su timbre suena y no hay nadie allí, no era ningún marciano, esto es Halloween". Así se despidió el genio.
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