La nueva Estefania de Mónaco

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Estefanía se presenta como una mujer que por fin se ha adentrado en el camino de la felicidad, después de un intenso periplo. La Princesa ha vivido su adolescencia y juventud como un huracán. Los genes de Hollywood y espectáculo la conquistaron desde pequeña y pronto comenzó como cantante, luego vinieron sus viajes por Europa en caravana, su vida en el circo, numerosas parejas y dos matrimonios fallidos... Pero el paso de los años, -el 1 de febrero cumplirá 45-, le ha venido como un soplo de aire fresco y reaparece una Estefanía a la sombra de su hermano, el soberano Alberto, -el único hombre actualmente en su vida junto con su hijo Luis, de diecisiete años-, e incluso de su hermana Carolina, con la que hubo tiempo de tiranteces.

Estefanía de Mónaco parece haber encontrado en sus hijos, en sus causas solidarias como su lucha contra el Sida y en su soledad sentimental —desde hace años no se le conoce ninguna pareja— la paz y el equilibrio que tanto buscó y tanto le costó encontrar. Desde hace dieciochos meses comenzó una nueva vida en un apartamento duplex en Fontvieille junto a sus hijos, Luis, de 17, Paulina, de 14, y Camilla, de 11. Muchos califican esta vivienda de 600 metros cuadrados como la más bella de Mónaco gracias a sus vistas a la catedral, al Mar Mediterráneo desde la piscina privada que tiene en la terraza. Es ahí donde Estefanía se pone en forma con intensas jornadas de natación, sumado a sus ejercicios de musculación y a una dieta sana y equilibrada a base de frutas y verduras. Y es que desde este verano, la hija de Raniero y Grace tras su paso por el quirófano para someterse a una operación de aumento de pecho, ha abandonado sus malos hábitos para llevar una vida sana. Atrás quedas su mala costumbre de comerse las uñas y de fumar un cigarrillo tras otro. En la actualidad vemos a una Estefanía más centrada, serena y feliz, tal y como pudimos apreciar en los actos con motivo del Día Nacional de Mónaco.

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