Partido de fútbol Brasil 1- Holanda 0

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Unos cuantos trucos les bastaron para llegar a los cuartos de final en Sudáfrica 2010, pero lo de hoy será algo más serio. Otro grupo de hechiceros estará enfrente, por lo que deberán mostrar lo mejor de su repertorio.

Brasil se topará con la selección europea que mejor asimilados tiene los conceptos básicos del jogo bonito: toques de primera intención, regates en todo el campo y posesión de la pelota. Será como mirarse al espejo, con la desventaja de que la imagen reflejada podría ser aún más vistosa, porque Holanda es capaz de hacerlo.

"Será un juego bonito", vaticina Dunga, entrenador del Scratch du Oro. "Cuando ambos equipos tratan de jugar bien al futbol, queda todo bien para el espectáculo".

Buena parte de los cotejos en la XIX Copa del Mundo han carecido de ese balompié vistoso que es copyright de la canarinha y la Naranja Mecánica. El problema es que sólo lo han mostrado a ratos.

Los sudamericanos no tuvieron muchos problemas para avanzar en su grupo, pese a compartirlo con Portugal y Costa de Marfil; Chile no les opuso resistencia en los octavos de final.

Holanda lleva marca perfecta en el certamen, pero sus aficionados extrañan los pases inverosímiles y las lujosas definiciones que los hombres de anaranjado son capaces de regalar.

"Siempre intentamos prepararnos lo mejor posible. Queremos un futbol bonito, pero no siempre puede ser", reconoce Lambertus van Marwijk, estratega de la selección holandesa. "No hemos ganado hasta ahora con un futbol muy palpitante. Hemos conseguido crear las oportunidades, pero no marcamos suficientes goles".

Esa inefectividad deberá esfumarse hoy, porque medirse con el pentacampeón del mundo significa que el margen de error, prácticamente no existe.

El repunte físico y futbolístico de Arjen Robben permite soñar a los holandeses, quienes están convencidos de que su estilo ofensivo es el antídoto para el conjuro de los hechiceros brasileños.

"Nosotros ya probamos que podemos vencer a adversarios de este tipo y, por eso, es importante que tengamos nuestro propio estilo", advierte Van Marwijk. "Brasil tiene el suyo, muy estable. Cuando pasan al ataque, aceleran y provocan el error de cualquier adversario".

"No podemos engañarnos: debemos tener mucho cuidado y evitar que nos pongan presión".

Escenario que Dunga contempla desde el primer minuto. El entrenador de la verdeamarelha adelanta que "nadie puede quedar cuidándose, jugar cerrado. Hay que salir a meter goles".

Como sucedió en aquel duelo en Estados Unidos 1994, también por los cuartos de final. Después de un primer tiempo con más nervios que magia, ambos dejaron su resto y ofrecieron un electrizante espectáculo. La victoria fue para los sudamericanos (3-2), con el hoy estratega portando el gafete de capitán, imagen que se repitió cuatro años más tarde, en Francia.

"Siempre son partidos bonitos", considera el seleccionador. "El de 1994 nos sirvió para conquistar el título, y el de 1998, aunque no lo alcanzamos, fue importante. Contra Holanda siempre hubo adrenalina hasta el final".

Lo que hoy puede repetirse, si ningún hechicero escatima su talento.

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