La dinastía Grimaldi y su vida sentimental agitada...

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Los miembros de la dinastía Grimaldi han tenido una vida sentimental muy agitada. Separaciones, divorcios, hijos ilegítimos… son la tónica general de esta familia cuyo origen se remonta a 1297 cuando Francisco I “El Malicioso” conquistó Mónaco en nombre del Papa.

Tras años de batallas por el dominio del principado, Honorato III (1720-1795) fue el primer Grimaldi que se divorció. Se casó con María Catalina de Brignole en 1757 y tras 13 años de matrimonio y dos hijos en común firmaron su divorcio. Su hijo Honorato IV (1758-1819) siguió sus mismos pasos. Se casó con Louise d´Aumont de Mazarom y tras 27 años juntos y dos hijos se divorciaron. Honorato V tampoco tuvo una vida sentimental ejemplar. No se casó y fue el primer Grimaldi que tuvo un hijo ilegítimo con su ama que recibió el título de marqués de Baux.


A Honorato V le sucedió su hermano Florestan I. Si pensábamos que la princesa Gracia fue la primera actriz que entró en la corte Grimaldi estábamos equivocados. Florestan I se enamoró de la actriz Maria Carolina Gubert de Lametz y era tal su pasión por la interpretación que acabó contagiándosela a Florestan que alternó sus funciones como soberano con el teatro.

Su hijo Carlos II (1818-1889) fue uno de los príncipes más relevantes de Mónaco: propició nuevas actividades diplomáticas y fundó el Casino de Montecarlo. En el plano sentimental se casó con la condesa Antoinette de Mérode y tuvieron un hijo: Alberto I (1848-1922). Alberto I se casó en dos ocasiones. La primera con Lady María Douglas Hamilton, un matrimonio condenado al fracaso ya que se trataba de un “arreglo”. Tuvieron un único hijo, Luis II (1870-1949) y, ocho años más tarde, Alberto I se casó en segundas nupcias con Alicia Heine, duquesa viuda de Richelieu con la que no tuvo descendencia.

Le sucedió en el trono su hijo Luis II que se enamoró locamente de la actriz francesa Ghislaine Dommanget. La boda se celebró el 24 de julio de 1946 y Ghislaine se convirtió en la primera consorte sin título nobiliario de la familia Grimaldi. Durante su matrimonio, Luis II mantuvo una relación con Marie Juliette Louvet (1867-1930), una joven de origen campesino, de la que nació Carlota Grimaldi el 30 de septiembre de 1898. Años más tarde, y al no haber tenido descendencia con Ghislaine, Carlota se convirtió en la futura soberana de los monegascos. El 18 de marzo de 1920 se casó con Pierre de Polignac (1896-1964) con el que tuvo dos hijos: Raniero III y la princesa Antoinette. Meses después de su boda comenzaron a llevar vidas paralelas hasta que el 18 de febrero de 1930 el divorcio se hizo oficial.

Raniero III y la princesa Gracia hicieron vivir a Mónaco un cuento de hadas. Su matrimonio duró 26 años y fueron una pareja muy feliz de la que nacieron las princesas Carolina y Estefanía y el príncipe Alberto. La vida sentimental de Carolina y Estefanía ha sido también muy agitada. La hija mayor de Raniero y Gracia se ha casado en tres ocasiones. La primera con Philipe Junot; la segunda con Stefano Casiraghi (padre de sus tres hijos mayores) y Ernesto Augusto de Hannover (padre de su hija pequeña Alejandra). Estefanía de Mónaco primero tuvo a sus dos hijos mayores con Daniel Ducret con el que se casó el 1 de julio de 1995 para separarse un año después. Vivió numerosos romances con artistas de circo, tuvo a su tercera hija y el 12 de septiembre de 2003 se casó en secreto con el acróbata Adans Lopez Peres del que se separó a los nueve meses.

Por su parte, Alberto de Mónaco ha esperado a la princesa perfecta 53 años. En este tiempo se le ha relacionado con alguna de las mujeres más bellas del mundo y tras ascender al trono, reconoció dos hijos: un niño nacido de una relación con la azafata Nicole Coste llamado Alexandre Coste, y una niña, Jazmín Grace Rotolo, que tuvo con Tamara Rotolo. Los pequeños viven con sus madres y Alberto, que recalcó que ninguno de los dos formaban parte de la línea de sucesión, mantiene una cordial relación con ambos.

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