Arabia Saudita: un paso adelante y dos atrás

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Un paso adelante y dos atrás. Una mujer saudita se atrevió el pasado mes de julio a desafiar al reino y se puso al volante de un coche en la ciudad de Jeddah. Un tribunal la condenó por ello este martes, aunque el pasado domingo el rey Abdulá parecía permitir un resquicio de democracia dentro de la monarquía ultraconservadora que representa y anunció que otorgaba el derecho de voto y la elegibilidad a las mujeres para las elecciones municipales de 2015.



Esta contradicción supone que las mujeres podrían ser miembros del Consejo de la Shura, principal órgano consultivo del país, mientras que no pueden conducir un automóvil.



"Los azotes son un castigo cruel en todas las circunstancias pero cuesta creer que las autoridades de Arabia Saudita hayan impuesto latigazos a una mujer aparentemente por el mero hecho de conducir un automóvil", ha indicado el director para Oriente Próximo de AI, Philip Luther.


"Permitir, con retraso, que las mujeres voten en las elecciones municipales está muy bien, pero si van a seguir enfrentándose a latigazos por intentar ejercer su derecho a la libertad de movimientos entonces las tan alabadas reformas del rey en realidad significan muy poco".


Ninguna ley prohíbe conducir a las mujeres, pero las autoridades se basan en un edicto religioso ('fatwa'), promulgado en el reino, cuyas leyes se inspiran en una versión rigorista del islam, e invocan la oposición de los poderosos religiosos conservadores para mantener la prohibición.


Las mujeres deben contratar un chofer o si no tienen recursos, depender de la benevolencia de los miembros masculinos de la familia.



Ni siquiera las medidas progresistas que toma el rey Abdulá son de calado completo, porque las próximas elecciones municipales de la historia del reino no tienen lugar en 2015, sino el próximo martes, y la participación de las mujeres no será todavía permitida. Los hombres sí podrán presentarse a la mitad de los 285 escaños de los consejos municipales del reino. El resto de los consejeros son nombrados por el Gobierno.



Por otra parte, éste es el único tipo de elecciones que se permite en el rico país petrolero. El rey Abdulá, como buen hijo de Ibn Saud, fundador del Estado de Arabia Saudita, ha gobernado con mano de hierro como hiciera su padre desde que accediera al trono, en 2005, después de suceder a su hermano, que gobernaba desde 1985 hasta que sufrió una hemiplejía.



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