Islas Privadas para disfurtar

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Toronto, Canadá, es la sede del sitio web Private Islands Online, una de las más grandes agencias especializadas en la venta de islas privadas, con un catálogo de 550 islas en el mundo entero, y una veintena de transacciones al año. Vendida recientemente en 60 millones de euros la isla en las Seychelles, en el océano Indico, de una de las mujeres más ricas de Francia, Liliane Bettencourt, dista mucho de ser representativa del mercado mundial de islas privadas, que es mucho más abordable de lo que parece. "Tenemos todo tipo de clientes: actrices, princesas, pero también gente común y corriente. Recientemente vendimos una isla a un maestro de escuela por 250.000 dólares, una isla en Ontario con una pequeña casa", cuenta Chris Krolow, presidente ejecutivo de la agencia que creó hace 13 años. Según él, una "isla de calidad" debe cumplir con tres criterios: un clima cálido, un entorno político estable y la posibilidad de comprar realmente el terreno, y no un simple derecho de utilización. "Las Bahamas, Belice o Panamá son lugares perfectos", estima. Pero cuidado con las sorpresas desagradables. "Mucha gente que ha comprado islas frente a las costas de Honduras o Belice se olvida de que hay piratas en la zona, una humedad increíble, millones de mosquitos, serpientes y enfermedades como el dengue", recalcaba en 2010 Farhad Vladi, presidente de la otra gran agencia especializada en islas, Vladi Private Island, con sede en Hamburgo, Alemania. Para él, América del Norte o Europa ofrecen "una situación política y sanitaria", mucho más estable. "Un mercado pequeño" Las islas griegas, con frecuencia buen equipadas y con un clima ideal, son las más buscadas por los clientes. Según Nicolas Mugni, de la agencia "Dominios de Grecia", el mercado total está constituido por "60 a 70 islas, pero no en todas se puede construir", lo que limita el mercado a una "decena de bienes". Su catálogo comienza a tres millones de euros "por una isla donde se puede construir, pero situada en un lugar remoto", y hasta 45 millones de euros por una isla más grande "más bien destinada a un desarrollo turístico". "Es un mercado pequeño, no hay muchos clientes potenciales", recalca Mugni, quien dice trabajar esencialmente con "hombres de negocios". La última venta que realizó fue una isla por 5 millones de euros, en 2009. Este año un cliente francés está negociando la propiedad de un aristócrata griego, una isla de seis hectáreas, que los propios Beatles intentaron adquirir. El precio inicial es de 18 millones de euros. Con derecho a regatear. Las tarifas en el mercado francés, concentrado en la región de Bretaña, son mucho más bajas. En Morbihan, una isla de una a cinco hectáreas cuesta entre 1,5 y 3,5 millones de euros, según Frédéric Dubois, perito inmobiliario independiente. "Los compradores de por aquí no adquieren estas islas por ostentación. Son más bien gente que posee un vínculo afectivo fuerte con la región, gente discreta que no tiene nada que ver con la farándula", dice Dubois, citando entre los propietarios "a políticos e industriales", e inclusive "a un productor de cine". Fuente: AFP

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