¿Cómo será la política de Obama?

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La asunción del próximo presidente de Estados Unidos genera mucha expectativa este año, y no solamente porque el color de piel de Barack Obama lo convierte en el primer negro en asumir tal investidura.
Los ciudadanos votaron un cambio tras dos administraciones del republicano George W. Bush, quien además de crear polémica con su política internacional, debió en el último tiempo hacer frente al cimbronazo de una recesión económica sin precedentes desde la Gran Depresión de 1929.
El economista Arturo Porzecanski, profesor de Finanzas Internacionales en la American University de Washington, dio su visión sobre cómo repercutirá a nivel local y mundial el nuevo gobierno demócrata que este martes comienza a regir en la primera potencia mundial. “Dadas las pésimas circunstancias, la poca popularidad y el poder de convocatoria del saliente Bush, realmente ha habido un proceso de colaboración, dignidad, seriedad y responsabilidad admirable”, señaló.
Finanzas e intervencionismo
“Está claro que habrá un cierto continuismo”, indicó el economista para referirse a cómo el nuevo presidente enfrentará la crisis financiera. “El gobierno Bush se preocupó de incluir al equipo económico entrante en algunas de las decisiones claves que se debieron tomar”. En este sentido, recordó que el plan de rescate por US$ 700 mil millones aprobado en el Congreso meses atrás fue ejecutado parcialmente, y la otra mitad será utilizada por la administración Obama.
También indicó que Bush “hubiera podido haber escrito suficientes cheques como para comprarle muchos meses y quizá años de vida a Ford, Chrysler y General Motors”, pero finalmente decidió otorgar un préstamo puente condicionado que permitirá subsistir hasta fines de enero o febrero a esas automotrices afectadas por la crisis financiera. “Bush no le dejó (a Obama) una bomba de tiempo ni aceptó que explote justo antes de la asunción, sino que se trabajó en conjunto para que no hubiera un desastre a la vuelta de la esquina”, enfatizó.
Por otra parte, Porzecanski destacó que, a diferencia de lo que sucede en países como Uruguay donde la directiva del Banco Central cambia de un gobierno a otro, Obama no cuestionó la gestión del actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y colocó el directorio a un abogado reconocido con experiencia en banca que no altera significativamente en términos de peso político.
En otro orden, para tratarse de un gobierno republicano los últimos meses de la gestión Bush fueron atípicos en materia de política económica. El intervencionismo obligó a traicionar tradición e ideología del partido de gobierno “por pura emergencia, necesidad de fuerza mayor”. Porzecanski justamente señala que los demócratas se hallan más cómodos con la intervención del Estado ya puesta en marcha. Sin embargo, destacó su preocupación por que, una vez que la banca y la economía se recuperen, el gobierno retorne a la tradición liberal del país.
Expectativas y realismo
El economista no cree que la mera esperanza generada por la asunción de Obama cambie por completo la actitud de los extranjeros ante la primera potencia ni la confianza de los estadounidenses ante la economía. “En general, dentro y fuera de Estados Unidos hay buena onda, buenas expectativas, hay puertas abiertas y los brazos estrechados, pero eso no quiere decir que los rusos se vuelvan santos, los terroristas extremistas islámicos se vuelvan pacíficos, los latinoamericanos se vuelvan todos pro yanquis y que el estadounidense se ponga a consumir”, indicó.
En este sentido, recordó los despidos masivos que alcanzan cifras récord mes a mes y la incertidumbre de las familias con respecto a sus ingresos y ahorros: “¿Quién se va a comprar un auto nuevo mientras que el que tiene funcione y mientras que los ingresos y los ahorros están en jaque?”.
También en este cambio de mando están en juego las expectativas de América Latina, que Porzecanski cree serán decepcionadas debido a que el nuevo gobierno tendrá “una serie de otras prioridades en otras partes del mundo”.
Sin embargo, este pronóstico no es un mal signo sino un reflejo del buen desempeño de la región, que aún resiste a la crisis crediticia y al desplome de los precios de las materias primas. “El hecho de que no tenemos ni a un México, ni a un Brasil, ni Argentina mendigándole a la Casa Blanca debiera contentarnos porque no estamos en la lista de los más necesitados”, concluyó.

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