El presidente brasileño Lula superó todos los récords históricos de aceptación al registrar 84% de apoyo

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El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, decidió apostar fuerte en la cima de su popularidad, prometiendo en comunidades pobres de Rio de Janeiro llevar el Estado a las favelas y lavar la imagen violenta de la ciudad.

El mismo día que se divulgó una encuesta del instituto Sensus en la que superó todos los récords históricos de popularidad con 84% de apoyo, Lula estuvo en las favelas de Manguinhos (norte) y Dona Marta (en Botafogo, sur), ratificando su política de integración social.

Durante el acto en Manguinhos, Lula dijo que recibirá de su gabinete en 10 días un plan de construcción de "otras 500.000 casas en este país" para mejorar la calidad de vida y porque además "precisamos generar empleos".

En Dona Marta, bajo un sol abrasador, el despliegue de seguridad fue llamativo y la agitación plena horas antes de su llegada para visitar una escuela técnica estatal y participar de acuerdos de liberación de fondos para programas de seguridad ciudadana, salud pública y educación técnica.

Lula subió al palco del gimnasio de ensayos de la Mocidade Unidos da Dona Marta bajo el machacar sonoro de la 'Huracán Azul', el ala de percusión de la escuela de samba de esta favela de 10.000 a 12.000 habitantes, que pocos meses atrás estaba tomada por el narcotráfico y hoy está 'limpia'.

"Estoy más que feliz, es un día especial para toda nuestra comunidad", dijo a la AFP empapado en sudor un gigantesco moreno de la percusión.

Como 'viejo tigre' político, Lula se puso a su público en el bolsillo con promesas de vida mejor de la mano de sus políticas sociales, no sólo para Dona Marta, sino para las demás favelas de Rio de Janeiro y del país.

"Es preciso que exista presencia del Estado trayendo todos los beneficios que las personas precisan y que están presentes en la Constitución", dijo bajo una salva de aplausos y gritos de una audiencia compuesta por niños, jóvenes, ancianos y funcionarios públicos.

Las miradas de todos parecían transmitir credibilidad absoluta en el ex líder sindical, emigrado de niño desde el nordeste pobre hasta el cinturón industrial de Sao Paulo.

Así Lula señaló que la política aplicada en Dona Marta "es la demostración de que podemos hace esto en todas partes" del país, citando entre otros temas los de seguridad, empleo y educación.

Pues en Dona Marta ya funciona la "policía comunitaria", un patrullaje efectuado por agentes próximos a los vecinos, hay una nueva escuela formadora de oficios técnicos, centros educativos con clases de fútbol, baile hip-hop y artes, servicios públicos básicos y una base policial fija.

Esto era impensable hace un año, cuando grupos armados controlaban el área y las 'bocas de fumo', puntos de venta libre de cocaína y marihuana.

Pierre Avila (43), coordinador del proyecto social "A los pies de Dona Marta", declaró a la AFP que "estamos viendo mucha mejoría de maquillaje, lo que va a pasar realmente lo vamos a saber más adelante", aunque reconoció que ya no hay violencia entre policía y delincuentes.
"Nuestras prioridades hoy son salud, asistencia social, población en áreas de riesgo y principalmente educación", agregó Avila.

Además, Lula dijo que al final de su segundo mandato, en 2011, "la imagen de Rio habrá cambiado" con la sensible reducción de la violencia.

El gobernador Sergio Cabral, su 'socio político', consideró que era un "día histórico" pues tras "décadas de completo abandono" Dona Marta se integraba a la sociedad.

Así presentó a la joven oficial Priscilla, que en 2008 fue atacada por delincuentes y huyó herida, para anunciarla como encargada del destacamento de la favela.

Fue precisamente Cabral quien en mayo de 2007 lanzó una dura ofensiva contra el crimen organizado que incluyó vastas y sangrientas operativos en favelas.

Un reciente informe municipal indicó que de 1999 a 2008 fueron creadas en Rio 218 favelas, totalizando 968, con casi millón y medio de personas, algunas en áreas residenciales como Ipanema.

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